domingo, 5 de agosto de 2012

Pedal de oro


Raúl Mesa, conocido como "El Ajedrecista del Pedal", sigue entregando sus vastos conocimientos a las nuevas generaciones del ciclismo colombiano. Aquí con Óscar Rivera (centro) y Javier Gómez (derecha).
Roosevelt Castro B.
Hablar de Raúl Mesa Orozco es hablar de las grandes gestas del ciclismo colombiano. 
Nacido en Jericó, Antioquia, el 15 de enero de 1943, el hijo de Adela y de José Luis evoca sus inicios como polideportivo en la Escuela Urbana de su pueblo natal. “Mi papá era secretario de un juzgado y mi madre una hacendosa ama de casa. En mi escuela empecé a jugar, especialmente fútbol. Lo hacía relativamente bien como puntero izquierdo”, expresa el cuarto entre ocho hermanos de la familia Mesa Orozco.


Sus escapadas de la escuela para ir a jugar el deporte  de sus afectos y los castigos paternos aún los tiene frescos en la memoria. “Recuerdo que me volaba de la última clase y me iba a jugar fútbol, y mi papá, que no le gustaba mucho, nos castigaba a punta de correa. Siempre fui líder del equipo. Era el que regañaba, el que mandaba”.

Cuando tenía 10 años, una noticia trágica sacude los cimientos familiares: fallece su madre. “Ella murió y toda la familia se desintegró. Yo tuve que abandonar mis estudios de primero de bachillerato en el Colegio San José, venirme para Medellín a vivir donde unas tías en San Javier y ponerme a trabajar”, recuerda Raúl.

Primeros pedalazos


En la capital de la montaña funge como mensajero en una vetusta bicicleta. “Un 7 de diciembre de 1962 me invitaron a participar en una competencia a Ciudad Bolívar, un pueblo del Suroeste antioqueño. Como no tenía una bicicleta propia,  el ciclista Asdrúbal Salazar me prestó una. Yo fui más que todo a pasear, pero resulté quedando segundo en esa competencia. Me vieron y me dijeron que tenía aptitudes y entonces decidí comprar mi propia bicicleta con la plata que me ganaba como mensajero”, rememora el técnico de EPM-UNE.

Ya para 1963 ingresa al Club de Medio Fondo como pistero, participa en varias pruebas pero se inclina por la pista.

Nace el estratega


Cinco años después de sus inicios como ciclista, otro accidente transforma su vida.
“Estuve en varias carreras corriendo en la pista. En 1968 me preparaba para ir a los Juegos Olímpicos de México, pero tuve una caída muy grave que me imposibilitó hacerlo y fui reemplazado por Héctor Orrego Caballero.  Perdí las ganas de seguir corriendo y opté por retirarme”, sentencia el jericoano.


Con esta decisión muere el ciclista y nace el entrenador. “Por cosas de la vida,  el técnico de ciclismo Jairo Zea se enfermó y me llamaron a dirigir un equipo de Antioquia que iba a competir en la Clásica a la Cordialidad en el Estado de Táchira, en Venezuela. Con los cuatro corredores  que fuimos a competir ocupamos los puestos segundo, tercero, cuarto y quinto en la general”, asevera Raúl.

Para 1969 repite la odisea en el ámbito local en un campeonato nacional en Manizales y la refrenda en Venezuela y en Panamá. Desde ese momento, la dirigencia de ciclismo antioqueño se dio cuenta que tenían un gran estratega de los pedales en sus filas.

Luego de más de cuatro décadas, Raúl Mesa Orozco todavía sigue en el mundo del ciclismo que lo ha llevado  a Vueltas a Francia, España, Italia y a grandes pruebas de gran aliento en el orbe del pedal. “Mi primer gran triunfo fue en Francia en el Tour de L’Avenir con Alfonso Flórez Ortiz, en 1980”, recuerda el “cincuentón” del ciclismo colombiano.

Ahora con el EPM-UNE quiere seguir siendo protagonista en el calendario ciclístico nacional e internacional, con sus guerreros del pedal. Todo gracias a su récord de hogar con su esposa Teresa Upegui, tres hijos y siete nietos, su más verdadero y valioso palmarés.

Raúl en Números
69 años de vida
50 dedicados al ciclismo
41 vueltas a Colombia
40 Clásicos RCN
11 campeonatos del mundo
8 Vueltas a España
6 Tour de Francia
6 Dauphiné Libéré
2 Giros de Italia y muchísimas más competencias que están recopiladas en el inventario de oro.


Arranque y envión hacia la gloria



Roosevelt Castro B.
Con la idea de tener mejores pesistas para Colombia, fue creada en septiembre del 2006 la Escuela de Levantamiento de pesas. Sí, un afán dirigencial del entonces presidente de la Liga, Luis Fernando Begué, lo mismo que de Guillermo Hock y Obed Ruiz, y que se logró cristalizar hace ya un lustro, siendo la primera y pionera en Colombia y Suramérica en esta especialidad deportiva. 
A los párvulos y preadolescentes no sólo se les enseña de manera gratuita la preparación física o las diferentes técnicas de arranque y envión, también se les orienta en normas básicas de convivencia y solidaridad. 
“Tenemos un convenio con la Institución Educativa Marco Fidel Suárez para darles la posibilidad de estudiar su bachillerato. De igual forma tenemos una tutora de matemáticas que les refuerza esta materia”, expresa Mónica Picón, entrenadora del proyecto. 
Es que para ingresar los niños y jóvenes, con edades que oscilan entre los 11 y los 17 años, no necesitan presentar un examén de admisión, una entrevista o algo por el estilo, solo acceden los talentosos como deportistas y como seres humanos. 
Son 27 niños y 18 niñas que se benefician de este proyecto deportivo. Con clases diarias, de lunes a sábado, en jornadas a mañana y noche, los pequeños y jóvenes pesistas levantan el sueño deportivo. 
Durante hora y media reciben las materias de su “pensun deportivo”. “En las mañanas, las clases de las niñas empiezan a las 7:30 a.m y las de los niños a las 9:00 a.m. Por la noche las niñas inician labores a las 6:00 p.m. y los niños a las 7:30 p.m”, expresa Mónica. 
El variopinto paisaje cultural de esta “institución educativa” les permite a sus educandos ser más tolerantes. “Muchos vienen de la zona de Urabá, pero hay otros del Área Metropolitana, como Barbosa, Bello, Copacabana y otros municipios vecinos, muchos de estrato tres”, comenta Mónica, mientras da orientaciones a uno de sus dirigidos. 
Se albergan en dos sedes, una para los chiquillos y otra para las chiquillas, donde se les suministra su alimentación diaria, alojamiento, estudio y medicamentos. 
José Gabino Mena, medallista olímpico de la juventud en Singapur, Keyla Murillo, Héctor Mosquera y Darlis Sánchez, son algunos de los “graduandos” de esta escuela única en su género en el país. 
Con el patrocinio de Indeportes Antioquia y con un presupuesto cercano a los 720 millones de pesos la escuela quiere alzar el peso de la gloria. “Indeportes nos colabora con 420 millones y el resto son para gastos de alimentación de los niños pesistas”, señala Obed Ruiz, presidente de la Liga de Levantamiento de pesas de Antioquia, un convencido de que este proyecto le dará muchas alegrías no solo a los deportistas sino al deporte colombiano.

martes, 19 de junio de 2012

Emiliana, una raqueta atípica


Roosevelt Castro B.

No tiene un nombre muy común, de hecho muchas de las cosas de  la  tenista Emiliana Arango Restrepo son atípicas.

Desde el año pasado se encuentra entrenando y jugando en la Academia de Mauricio Hadad en Bogotá. “Yo fui un día a la Academia y me dijeron que tratara de ir más seguido. Después volví al mes y me dijeron que estaba jugando muy bien y que me fuera para allá y mi mamá me dijo que muy bueno y nos fuimos”, manifiesta la joven raqueta nacida en Medellín el 28 de noviembre de 2000.
Ese cambio no la afectó mucho. “Dejar mis amigos aquí en Medellín no fue difícil, ya que iba a conocer otros nuevos en Bogotá, aunque extraño mucho de Medellín que todo queda muy cerquita, porque ese frío de allá a veces es muy matador”,  comenta la hija menor entre dos hermanos de Juliana Restrepo, arquitecta, Ramón Arango, ganadero.

Recuerdos


“Viendo a mi hermano jugar tenis con sus amigos fue que empecé a jugar cuando tenía cuatro años”, rememora la hermana de Luis José, quien también jugó tenis, pero que ahora cambió la raqueta por los guayos de fútbol.
Con una raqueta como un regalo para empezar a jugar, Emiliana le da los primeros golpes a la bola de tenis. “Eso fue hace mucho rato”, expresa entre risas.
Como una jugadora agresiva y luchadora se autodefine Emiliana Arango Restrepo.  No le gusta perder y por eso grita, corre y se esfuerza cuando lo juega.
Quiere llegar a ser profesional para seguir los pasos de María Sharapova y Rafael Nadal, sus ídolos en su disciplina deportiva. “También admiro a Valentina González, pues aunque la veas  perdiendo ella hace hasta lo imposible para poder ganar”, dice Emiliana.
“Emiliana es una niña que disfruta jugar, le encanta competir. Igualmente se sabe mover  muy bien dentro de la cancha. Sus progresos han sido muy evidentes y esto puede repercutir beneficiosamente para el tenis antioqueño y colombiano”, afirma Daniel Hernández, director de comunicaciones de la Liga Antioqueña de Tenis de Campo.
 “Tenemos jugadores con mucho potencial, pero veo que son muy perezosos”, señala la joven promesa del tenis quien se encuentra en el puesto número 8 del ranking nacional, “porque no ha jugado muchos torneos, pero su nivel le da para ser la número uno de la categoría de menores de 12 años”, concluye Daniel Hernández.

"Yo puedo, yo soy capaz"

Leidy Tatiana nace el 13 de septiembre de 1990, en Medellín. Quiere convertirse en una deportista de élite y llegar a una Paraolimpiada con la natación, su deporte preferido. Por lo pronto hoy correrá “por amor”.
Roosevelt Castro B.

En Leidy Tatiana Pérez Ospina la palabra límite no existe. Su espíritu  joven  y sus ganas de salir adelante, no la detienen. Leidy Tatiana padece de espina bífida, no obstante  eso no es un obstáculo más para ella y hoy corre en la Primera Carrera “Movilízate por Amor”.



Por amor al deporte

“En este momento estoy dedicada al deporte”, expresa con contundencia la joven nadadora, quien estudió secretariado ejecutivo sistematizado.
“Yo quiero desarrollarme como persona con un trabajo, por eso la idea es ejercer lo que estudié porque  creo que los discapacitados también podemos salir adelante”, dice con vehemencia la única hija de la familia Pérez Ospina.
La natación la inició como terapia y le fue gustando tanto que se quedó. Ahora, 8 años después, ha demostrado sus grandes capacidades,  pese a la incredulidad de muchos de sus técnicos.
“En mi deporte me ha  ido muy bien gracias a  Dios. He conocido muchos lugares fuera de Medellín. Ahora me estoy preparando para un Campeonato Nacional, acá y luego en Bucaramanga, para escoger la selección Colombia.
Y, aunque me lleno de nervios, he estado tres veces seleccionada sobreponiéndome a los comentarios de muchos de los técnicos que decían que porque estaba muy gorda y discapacitada  no podía hacerlo”.
Cuando ha representado el tricolor nacional, Leidy expresa sus emociones de alegría con el llanto. No obstante, su primera cita internacional en Bogotá no la pudo cumplir.
“La primera vez que me dijeron que yo era selección Colombia de natación no lo podía creer. A mí se me salieron las lágrimas, yo miré a mis padres y no me la creía, pero no pude hacerlo porque no me dejaban ir con acompañante y yo siempre viajo con mi mamá”,  evoca con nostalgia Leidy.
“No importa cuanto te demores, sino que llegues a tu meta” son las palabras sabias que retumban en la cabeza de la joven nadadora y ahora atleta de la Fundación Mónica Uribe por Amor. “Eso me han enseñado y por eso voy a correr esta primera carrera que organiza la Fundación este domingo (hoy) con muchas ganas”, concluye Leidy Tatiana Pérez Ospina, la joven habitante del barrio El Bosque.
Por eso Leidy, al igual que Cristian Camilo o Camilo Andrés y más de 60 niños discapacitados físicos, correrán hoy por amor.



¿Qué es la espina bífida?

Sonia Uribe López - Directora ejecutiva Fundación Mónica Uribe Por amor

La espina bífida es una deformación congénita del tubo neural, que se caracteriza porque uno o varios arcos vertebrales posteriores no han fusionado correctamente durante la gestación  y la médula espinal queda sin protección ósea.
La principal causa de la espina bífida es la deficiencia de ácido fólico en la madre durante los meses previos al embarazo y en los tres meses siguientes, aunque existe un 5% de los casos cuya causa es desconocida. Ya hoy en día se ha comprobado que la espina bífida no tiene un componente hereditario, lo que se heredaría sería la dificultad de la madre para procesar el ácido fólico, lo que ocurre en muy pocos casos. También se comprobó que una persona con espina bífida no tendrá necesariamente hijos con la misma discapacidad.

Daniel, .... nada de límites



Roosevelt Castro B.
El nadador Daniel Giraldo Correa es un vórtice de alegría. Sus ojos son claros y azules como el agua que lo hace feliz. A primera vista es difícil creer que tiene algún tipo de limitación física: Daniel padece de una enfermedad genética incurable en sus ojos llamada Stargardt.

El agua, su pasión


“Llevo toda la vida nadando. Es una actividad extracurricular que he tenido desde siempre, porque mis padres me inscribieron en clases cuando yo solo tenía un año”,  expresa el segundo hijo de Santiago Giraldo Isaza, ingeniero electricista, y de Berta Correa, enfermera.
“Un amigo que nadaba en el Club Calamares me  dijo que lo hacía muy bien y me dijo que por qué no me metía. Yo le dije a mi mamá,  me dijo que sería muy bueno y me inscribió”, recuerda el nadador nacido en la Clínica del Rosario, de Medellín, el 1º de marzo de 1984.
De eso han transcurrido más de 17 años, todavía lo sigue haciendo y, aunque práctica la natación desde los once años, sólo a partir de 2006 empezó a hacerlo de forma competitiva, con tan buenos resultados que en los pasados  Juegos Paralímpicos de Guadalajara, México, se colgó el oro en  los 100 y 50 metros libres, 100 metros pecho y 200 combinado, todas en la categoría S12, de deportistas con discapacidad visual.
“Para los Paralímpicos de Beijing, China, no me llevaron por no pertenecer a la “rosca” bogotana, teniendo los mejores tiempos de Colombia y Suramérica en mi categoría”, denuncia.

Sin límites


La enfermedad que padece es genética, pero se le desarrolló a Daniel cuando solo tenía siete años de edad.
A los 17 años sus padres deciden irse para Canadá buscando un mejor futuro. “Allí terminé mi bachillero, que había empezado en el Colegio Alemán y que continué en el Colegio San Carlos. Pensé estudiar ingeniería bioeléctrica, pero no logré hacerlo. Me puse a trabajar en fincas cogiendo tomates, flores, por casi dos años, hasta que regresamos a Colombia”, recalca.
También quiso ser neurólogo, pero por la precisión que requiere asumió que era imposible. Luego ingresó a biología en la Universidad de Antioquia, carrera que lo apasiona, pero que después de un semestre y medio tuvo que abandonar. Ahora estudia Negocios Internacionales en Eafit donde, al igual que en las piscinas,  se siente como pez en el agua.
“Es una persona sacrificada, entregada, se sobrepone a su limitación y especialmente ha sido un berriondo en la vida”, concluye  Raúl González,  su técnico en el Club Calamares.

"Soy una luchadora de la vida"


Ana Talía estuvo como entrenadora de la Liga local, impartiendo sus conocimientos con los futuros campeonesinfantiles en la escuela Santa Rosa de Lima.
Roosevelt Castro B.

                     luchadora Ana Talía Betancur David se convirtió el pasado fin de semana en el cupo 92 de Colombia para los Juegos Olímpicos 2012.
La antioqueña cumplió su sueño y  consiguió el tiquete a Londres pese a perder la final de los 72 kg en el Panamericano de Lucha realizado en La Florida, Estados Unidos, donde se disputó el torneo clasificatorio. Ana Talía sucumbió  con la canadiense Leah Callahan.
“Esto es un triunfo de Colombia. Cumplí mi sueño que era llegar a unos Juegos Olímpicos  y me siento más que satisfecha”, declaró la deportista a medios radiales.

Inicios

“Comencé a los once años de edad, cuando estudiaba en el Marco Fidel Suárez.  Allí se promocionó el deporte de la lucha,  yo fui al gimnasio y me gustó, especialmente por las habilidades que observé en los entrenamientos”, expresó vía Internet la habitante del barrio en Robledo Villa Sofía, nacida el 17 de enero de 1986.
En  1998 empezó a colgarse sus primeros oros muy a su pesar, pues su padre Jorge, un humilde celador de las Empresas Públicas de Medellín, falleció cuando solo tenía cuatro años. Su madre tuvo que echar mano a una vetusta máquina de coser, para confeccionarles los vestidos y las ropas  a sus vecinos.
 “Mi primera medalla la conquisté en un infantil en el 98 en Cali, donde competí mi primer torneo”, evocó la segunda entre dos hermanos y bachiller del Instituto de Ciencias Aplicadas, Indecap.
De eso han transcurrido 14 años y todavía sigue con su disciplina, dedicación y esfuerzo. “Llevo casi diez años y medio de lucha, de trabajo, de disciplina, de entrega al deporte, es un proceso largo”, manifestó la tecnóloga en Costos y Auditoría del Politécnico Jaime Isaza Cadavid.
Ahora su madre Luz Elena, su padrastro Jorge Soto, su hermana media María Camila y especialmente Muñeca, su mascota preferida, la esperan con una bandeja paisa, su plato preferido, para darle la bienvenida y felicitarla por tan importante logro deportivo para el país.
“La lucha ahora es por conseguir un buen empleo para Ana Talía” concluyó Luz Elena, su madre.

Andrés, gimnasta revelación



Roosevelt Castro B.
Andrés Felipe Martínez Moreno hace parte de la nueva generación de gimnastas antioqueños que le siguen los pasos a Jorge Hugo Giraldo.
El pequeño gimnasta nacido en  Medellín el 3 de abril de 1997 evoca cómo fueron esos comienzos con este deporte que le ha transformado su vida. “Estábamos en el colegio y Patricia, mi profesora de educación física, me citó con algunos de mis compañeros de estudio para que viniéramos a entrenar con Leonardo (González)  y él escogió ocho deportistas y desde ahí empezó este deporte para mí”.
De eso han transcurrido 6 años y el joven quinceañero habitante del barrio Acevedo, de Medellín, y estudiante  de noveno de bachillerato de la Católica del Norte, tiene presente en su memoria sus  primeros logros deportivos. “Mis primeras medallas fueron  en Villavicencio en el 2007. En los seis aparatos en que competí, gané en arzones y anillas”, recuerda el mayor entre tres hermanos de la familia Martínez Moreno.
Los juegos infantiles y la ayuda a su madre, Olga Lucía Moreno, en una tienda de barrio en Acevedo fueron algunas de las muchas actividades que  realizó para convertirse en deportista y mejor persona. “Ser una gran persona, respetar a los demás, ser un gran compañero, es lo que he aprendido de la gimnasia”, dice tímidamente el gimnasta amante del cine de acción.
Por eso no duda un instante en mirar su futuro con optimismo. “Yo también quiero ser como Jorge Hugo, que es un deportista íntegro, pues no solo es buena persona sino que nos ha ayudado mucho a los que estamos empezando en este deporte. Y, al igual que él, yo también quiero ir a una olimpiada. Igualmente quiero ser un ingeniero civil”, concluye el deportista revelación de Antioquia, reconocimiento que le hizo recientemente la Asociación Colombiana de Periodistas Deportivos, capítulo Antioquia, Acord-Antioquia.